Una verdad incómoda que aprendí emprendiendo: no todos los clientes valen la pena.
Y más importante aún: no todos los clientes son para ti.
En TEM (Tu Escuela de Marcas) no solo trabajo con marcas, trabajo con personas. Personas que entienden el valor del proceso, que respetan el conocimiento que les comparto y que están dispuestas a comprometerse con el desarrollo real de su negocio.
¿Qué pasa cuando no hay alineación?
Hay clientes que contratan a un consultor solo para validar su propio punto de vista, no para dejarse guiar.
Clientes que, aunque pagan, no confían. Que cuestionan por deporte. Que drenan.
Y en los negocios, no solo intercambiamos dinero. También intercambiamos energía.
Cuando hay alineación, esa energía es multiplicadora: todo fluye, los avances son reales y los resultados llegan.
Pero cuando hay choque de valores, la energía es agotadora, para ti y para tu equipo.
¿Entonces hay que decir que no?
Sí. Con respeto, pero con firmeza.
Una buena prospección no solo evalúa si el cliente puede pagar, sino si tiene el mindset adecuado para trabajar contigo.
Y ojo, esto no se trata de soberbia. Se trata de cuidar lo más valioso que tenemos: nuestro tiempo, nuestra energía y nuestro propósito.
En resumen:
En TEM trabajamos por convicciones.
Estoy aquí para acompañar a emprendedores que quieren hacer las cosas bien.
Y para eso, necesitamos conexión, compromiso y visión compartida.Así que si sientes que tu marca merece ese tipo de acompañamiento, bienvenido.
Y si no, está bien también. Porque decir “no” a un mal cliente, es decirle “sí” a tu negocio y a tu paz mental.
